Spanish Women and the Colonial Wars of the 1890s by D. J. Walker

autor:D. J. Walker [Walker, D. J.]
La lengua: eng
Format: epub
Tags: History, Europe, Western
ISBN: 9780807133163
Google: Km7_9kdrvOcC
editor: LSU Press
publicado: 2008-05-01T00:26:34+00:00

The War of Independence, 1808–1814

LA CONDESA DE BURETA, 1775–1814

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The following excerpt from the obituary notice published in a supplement to the Gaceta de Zaragoza on December 31, 1814, exalts the countess’s valor and dedication during the French invasion.

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Alzado apenas un extremo del velo que cubría las nefandas tramas del más insidioso usurpador, estalló con tal vehemencia el fuego de su lealtad hacia nuestro adorado Fernando que bien lexos de asemejarse a aquellas centellas fosfóricas que despidieron en la misma época almas menos enérgicas que la suya, fue antes bien un volcán, que deborándola a ella mismo [sic] de continuo, arrebatada [sic] empós de sí a quantos la circuían.

Sus exhortos, sus donativos, sus tareas contribuyeron en gran parte a la heroica defensa de esta incomparable Capital: ni en aquellos días de horror y de gloria se limitó su intrépido zelo a restañar la sangre de su Compatriota herido, y a suministrar al defensor de la plaza todo género de armas y refrescos; en esta clase de servicios tubo un sin número de compañeras, más ella no contenta con esto trabaja infatigablemente en la construcción de baterias hasta encallecer sus manos, parapeta con sus mismos carruages las avenidas de la calle que habita en las violentas irrupciones del enemigo, y le espera allí a pie firme al frente de su vecindario.

Rendida Zaragoza, no se rinde su espíritu; marcha a las orillas del Cinca, y ciñe su sien con nuevos lauros en la espantosa rota que allí dieron nuestros Valientes a las más aguerridas tropas del Tirano. Manda este [sic] hacerle entonces mil ofertas, y las desecha todas con indignación; persiguenla [sic] con encarnizamiento, y huye de monte en monte, de pueblo en pueblo, sonriendo a las penalidades de la más desastrosa emigración: vuela a Reus, a Valencia, a Alicante, a Cádiz, y en este ultimo baluarte de nuestra independencia se manifiesta constantemente la misma, siempre fiel a su Rey, siempre amante a su Patria.

Ahuyentadas al Pirineo las águilas francesas, regresa a Zaragoza, y su casa es al momento el asilo del prisionero, el refugio del mendigo, el consuelo del patriota y el terror del infidente. Sí, su ardoroso zelo la hacía inexorable en varios lances, pero en llegar a cierto punto, siempre triunfaba su corazón. Ella era un astro benéfico y luminoso, que si padecía algún eclipse, era para aparecer más brillante y alhaguëño al tiempo de su emersion; y si en su fogosa carrera deslumbró con sus rayos al débil espectador, dulcificadados estos en su apacible ocaso, consolaron a quantos la vieron sumergirse tranquilamente en el océano de la eternidad para levantarse de nuevo hasta lo más excelso del Empíreo.

Tal conjunto de talante y de virtudes justamente mereció la singular honra que le dispensó S.M. visitándola en su propia casa a su feliz tránsito por esta Ciudad, justamente merece el que su retrato se halle de manifiesto en el Palacio Imperial de Petersburgo, y en la Real de Madrid, y justamente merecerá el que la Madre España

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